EL PUNTO MEDIO
Viendo los techos pobres del barrio donde habito,
Bebo un vaso de agua mientras pienso en mi martirio.
Luces ciegas me rodean e iluminan el sendero,
Que mi alma amarga interpreta como traicionera ensenada.
¿Por qué he de emprender un camino
Cuya distancia punzante,
Cuya meta distante,
Cuyo final es sólo un mito?
Emprender este viaje es engaño maldito,
Pues a media distancia se hace el delito,
De avanzar hacia el final,
Que, de hecho, es otro principio.
¿De que sirve pues hacer lo que se hace en la vida,
Si jamás habremos de encontrarle a ésta salida?
No caminar es ser impío, caminar también lo es,
Y llegar al final está prohibido
¿Qué había yo de hacer?
Entre fuegos y gatillos de pasión y voluntad,
La fogata se apaga: no lo puedo soportar.
Es inhumano resistir vapuleos a ultranza,
Y yo soy sólo un hombre que bebe un vaso de agua.
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